miércoles, 16 de marzo de 2011

...

Sabes, la distancia se la traga mi memoria como tinta negra de pluma antigua y va dibujando mi interior con intensas cicatrices que humectan una locura necesitada de ti… 

jueves, 10 de febrero de 2011

Cuando los ojos te aprietan, las lágrimas caen en un goteo interminable hacia dentro
La destrozada pregunta murmulla agotada,
El resplandor de un sol ya cenizo hizo de tu vientre solo un agujero sin fondo,
La noche abruma tus sentidos desvalidos,
Los pasos no suenan ya en el corredor oscuro del callejón,
Las muecas ardientes someten a tu rostro, y parece no tener fin esa persecución sin rumbo.
Los fantasmas ocuparon los rincones de los vivos y ahora hay un desfile de intoxicados desgraciados.
La testaruda memoria se aferra a lugares nunca concurridos
Los sordos oídos critican en palabras inventadas por sus bocas chimuelas,
La muralla atascada en medio de un jardín de rosales con espinas gigantes
Ya no miro el brillo insoportable de aquella mirada payaso
En contundentes ocasiones mis parpados brincan al son de una extraña canción de circo
La locura germina tan rápidamente en las venas de mis preguntas
Y dentro de un caparazón redondo y grasoso, me escondo, me duermo y sueño, y sueño…

jueves, 20 de enero de 2011

Espejo del tiempo.

Hurgando entre los archivos del pasado encontré un cuento que escribí varios años atrás...


Espejo del tiempo.

Vi aquel faro, me atrajo. Me senté a la orilla del mar y prendí un cigarrillo, al seguir aquel humo espeso, con la mirada detecte algo; una pequeña sombra añeja, pasaba por la ventana del lejano faro. Me conmovió esa escena, me llenó de inquietud por saber quien era ese fantasma del tiempo. Tras un par de cigarros, mi mente ya había formulado algunas historias, pero ninguna saciaba la inquietud por saber la verdad.
Ya era tarde, me lo decía aquella luna que ya había recorrido, silenciosa, más del camino para que yo regresara a casa. No me avisó, estaba entretenida viéndome pensar, hoy, no me quiso interrumpir, sabía que algo interesante debía ocurrir.
Voltee hacia la negrura del mar y repentinamente las olas empujaban a una pequeña  balsa con alguien dentro. La balsa llegó a la orilla, en donde me encontraba yo, sentada. Un hombre bajó y se sentó junto a mí.
>>Hola, soy Lucas>> dijo el hombre.
Mirada siniestra, piel ceniza y una vos tan profunda como el eco de una gran montaña.
>>Hola, soy Anna. ¿Que haces tan tarde navegando en estas aguas necias?>> dije yo.
Me miró, me regaló una bella sonrisa y contestó:
>>Estoy en busca de algo y solo lo puedo buscar en las noches. >>
>> Yo también estoy en busca de algo, le dije, el problema es que no se que busco. >>
Lucas, con una intensa mirada, llena de fuerza, de dolor y de coraje, me dijo:
>> Yo se que buscas, te puedo ayudar a encontrarlo. >>
Me quede pasmada con la seguridad con la que él hablaba y sin dudar accedí.
>> Te veo mañana, al atardecer, aquí mismo. >> dijo Lucas.
Se levantó, ató su balsa a un pedazo de madera y se perdió entre la negrura espesa, de esta nueva noche.
Me recosté sobre la arena húmeda, las olas acariciaban mis pies, el viento rozaba mis labios, la luna me cantaba su dulce canción. Orgásmico, tierno, hacía el amor con el viento, con el agua, la arena y la luna, me inundaba la paz valiente de los elementos, mi corazón latía al son perfecto de un cántico secreto y yo, sin saberlo, me preparaba para un viaje a latitudes paralelas.



>> ¡Anna!<< Mi madre, gritando como siempre. Pobre vieja, abandonada por mi padre y mis dos hermanos, solo le quedaba yo, aunque, se la pasaba reprochándome el abandono. Decía, que yo era la culpable por haber nacido tan tarde; jamás le entendí.
>> ¡Ya párate!<< dijo la vieja.
Me levante de la cama con los ojos enojados por despertarlos tan temprano, caminé hacia el baño, lave mi rostro y me miré en el pedazo de espejo que colgaba en la arrugada pared, noté un brillo inusual en mi mirada, era como si el faro, con su luz, se reflejara en mi, no pude mirarme por mucho tiempo, los gritos desesperantes de esa mujer amarga me sacaron corriendo de la casa, directo a mi desagradable trabajo.
Olor a pescado adornaba su terrible trabajo, gritos musicalizaban el lugar, mugre y restos de pescados yacían como flores marchitas en el piso.
La labor de Anna era separar los pescados por peso.
Su jefe, un maldito hombre acosador, gordo, con olor a pescado con sudor; molestaba a Anna en cada oportunidad, le hablaba al oído diciendo una sarta de vulgaridades y, a ella, solo le quedaba aguantar, necesitaba dinero para mantener a su “pobre madre”.
Pero ese día, harta, salio antes de la hora, se dirigió a la playa para esperar el atardecer y a Lucas.
Llegué a la playa, el sol me estaba esperando para iniciar su obra de arte, antes de irse a dormir. Nunca había presenciado tan bella obra, las nubes difuminadas por el viento, y el sol las pintaba, rosadas, moradas, rojas. El sol cada vez que bajaba un escalón, se despedía, me dedicaba su pintura, su fuerza. Creo que el también sabía lo que pasaría.
El sol, durmió, y mi compañera, la luna, comenzó a encenderse, bailaba contenta en el reflejo del mar, me saludaba con su sarcástica sonrisa.

La añeja figura caminaba en el faro, la veía danzar de un lado a otro, parecía desesperado.
 El viento comenzó a sonar cada ves mas fuerte, ahora, parecía el llanto amargo de un bebe hambriento, golpeaba mi rostro, la arena corría como si fueran caballos a todo galope, una larga nube tapo a la luna, todo se sentía muy extraño y  junto a esa energía enigmática  apareció, como si fuera parte de la negrura; Lucas.
>> ¿Lista?<< dijo el.
Asentí con la cabeza y subí a la balsa, el la empujo y de un brinco subió junto a mi. Me miraba, encajaba esa mirada hasta el fondo de mi, sus grandes ojos negros, penetrantes como noche, no podía quitarle la mirada. Cuando la tierra estaba a punto de desaparecer y solo se veía agua, Lucas dijo algo anómalo:
>> ¿Por qué no regresas?<<
Me quede pasmada, ¿quien cree que soy?, me empecé a alterar, quería bajar de la balsa, volteaba a ver hacia todos lados, ya no quería estar ahí.
>> Tranquila, ahora estarás mejor<<
Veía acercarse el faro, cada vez más cerca y el fantasma del tiempo, se asomaba por su única ventana.
Tristeza nadaba a su alrededor, se respiraba la desesperación, el dolor, la duda.
Mi corazón no paraba, tenia miedo, pero una parte de mi, sentía curiosidad de saber que era lo que pasaba en ese lugar.
Bajamos de la balsa y me tomo de la mano, abrió una puertesilla de metal la cual al abrirla crujió dolorosamente; entramos, olor a secretos, un ligero sonido del mar se escuchaba, tranquilo, bello. Las paredes llenas de pinturas, una escalera de caracol la cual llegaba hasta la luz que daba el camino a los barcos, un viejo a contra luz y una niña caminaban hacia mi, de mi izquierda había desaparecido Lucas, mientras se acercaban todos, comenzaba a sentir una fuerza, sentía que perdía el sentido, todo empezaba a parecer un sueño, todo desapareció de golpe, era como si hubieran entrado en mi.
Corrí, subí las escaleras buscando algo, alguien y nada, solo se escuchaba la soledad. Llegue hasta la luz del faro, camine hacia el balcón que lo rodeaba, podía ver el inmenso mar, la luna sonriente y roja, el viento tranquilo acariciándome.
Anna se quedo largamente contemplando el asombroso paisaje, sonreía, lloraba, gritaba. En su mente comenzaron a surgir muchas cosas, imágenes, recuerdos, mucho dolor y una luz, una luz que no había visto nunca, una luz que le regalaba calma.
Lucas la observaba, satisfecho.
<> dijo su hermano.
Anna corrió a abrazarlo, ahora comprendía; su madre era la que había abandonado a sus hijos y su esposo en aquel faro, el padre estaba enfermo con gravedad y los hijos eran pequeños y ruidosos, la madre deshecha por tal desgracia tomó sus cosas y partió con Anna en su vientre, al saber, su madre, que estaba embarazada, hacia intentos por abortarla y a los ocho meses fue a dar al hospital, a la sala de urgencias con una hemorragia alarmante, tras tres horas de operación, nace Anna después de un grito de desprecio. La madre, sin otro remedio, “la cuidó” hasta que tuviera suficiente edad para trabajar y la obligó a mantenerla.
<< ¿Mi padre?>> dijo Anna.
>>Murió tres días después de que se fueron, yo me quede con samanta, pero era muy pequeña y débil para vivir aquí. Un día murió también. Mientras tal desgracia, yo me sumergí en la locura de pintar esta historia en este lugar de sombras, comentó Lucas, huyendo tras una extraña sonrisa.
Y de un momento a otro las paredes comenzaron a descarapelarse rápidamente, la tierra temblaba, las imágenes de las paredes se convertían en viejas y todo al rededor tomo un estado de destrucción y desolación.
Yo estaba sola, había completado mi búsqueda, encontré la verdad tras una pequeña línea que el pasado me dejó.
HE REGRESADO A LIMPIAR LAS SOMBRAS…

viernes, 12 de noviembre de 2010

Así se mira el alma...

sin rostro, ni marca
sin poses, ni lana
sin voces, ni fama
 Así se mira el alma...
desnuda
descalza
inocente y sensata...

Sí, así, como risa de niño.


miércoles, 20 de octubre de 2010